El problema entre Iapos y los prestadores de salud estalló el 22 de abril, con un pedido de los privados argumentado en el aumento de insumos, medicamentos y la recomposición de salarios profesionales.
En estas semanas que duró el conflicto, hubo numerosos encuentros entre representantes de servicios de salud y funcionarios provinciales, pero la resolución de la crisis parecía no llegar nunca. Mientras tanto, solo se atendían guardias y cirugías programadas. La situación afectaba a los 600 mil afiliados distribuidos en toda Santa Fe, 165 mil de ellos en Rosario.
El conflicto, que ya llevó tres semanas, dejó a los afiliados con atención restringida. Solo se atendían urgencias, ingresos por guardia y cirugías programadas. El resto de las prestaciones ambulatorias quedaron suspendidas, a pesar de que según el Ministerio de Economía -nueva órbita del Iapos- las carteras privadas seguían cobrando el aporte de los afiliados. Ante ese vacío, muchas personas que necesitan atenderse pero no entraban en esas excepciones eran redirigidas a la salud pública, cuyos efectores ya están de por sí estallados por el aumento de la demanda en el marco de una crisis económica.
En ese marco, el ministro de Economía de Santa Fe, Pablo Olivares, criticó que clínicas y sanatorios buscaran «trasladar al Iapos lo que no se pudo concretar con las prepagas», en alusión a la decisión del gobierno nacional de obligar a las empresas de medicina prepaga a retrotraer los aumentos aplicados a diciembre del año pasado y exigir que tomen como base para los incrementos el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Los reclamos de afiliados al Iapos que tenían «en pausa» la salud se fueron acumulando a medida que avanzaban los días y el conflicto se extendía. Finalmente, este 15 de mayo, a tres semanas de comenzada la interrupción de servicios, llegó la buena noticia de que se normalizó la atención.