El contexto internacional era muy distinto al de 1810: el rey había regresado al trono en España, y gran parte del territorio sudamericano había sido retomado por la corona.
Mientras la resistencia armada se desmoronaba en el norte, desde 1814 comenzaba a gestarse una nueva estrategia militar por el oeste, que pronto sorprendería a las fuerzas realistas.
En ese escenario, era imprescindible declarar formalmente la independencia: afirmar el derecho a elegir su propia forma de gobierno y dar impulso a una epopeya que aún estaba por comenzar.
El 9 de julio de 1816, en Tucumán, los representantes de la mayoría de las provincias del Río de la Plata declararon formalmente la ruptura con España, proclamando la soberanía de las Provincias Unidas como una nación libre e independiente.
El 1º de agosto de 1817 comenzó el cruce de los Andes, una hazaña que consolidaría el movimiento independentista en el Río de la Plata y en Chile, y sería clave para poner fin al dominio español en el Virreinato del Perú.
Una reflexión sobre aquel momento, interpretado desde la actualidad, nos la acerca el profesor Gerardo Pierantoni.
A continuación, la nota completa: