El farmacéutico Ariel Asís abordó un tema clave para la salud digestiva y general: los probióticos. Lejos de ser una moda pasajera, estos microorganismos beneficiosos forman parte del complejo mundo de la microbiota intestinal —antes llamada flora— y cumplen funciones esenciales.
¿Qué son los probióticos?
Son microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, aportan beneficios concretos a la salud. Ayudan a equilibrar la microbiota, refuerzan el sistema inmunológico y contribuyen a una mejor digestión, entre otras funciones.
¿Y los prebióticos?
Los prebióticos no son organismos vivos, sino fibras vegetales no digeribles (como la inulina o los fructooligosacáridos) que sirven de “alimento” para los probióticos. En conjunto, mejoran la diversidad y estabilidad del ecosistema intestinal.
¿Son lo mismo que los parásitos?
No. Mientras los probióticos son beneficiosos y colaboran con la salud del cuerpo, los parásitos son organismos que se alimentan del huésped, generando daño. La diferencia es clave: los probióticos ayudan; los parásitos enferman.
¿Dónde actúan y por qué son importantes?
Actúan en el intestino, donde reside aproximadamente el 70% del sistema inmunológico. La microbiota intestinal interviene en procesos digestivos, hormonales y neurológicos. De hecho, se la considera ya el “segundo cerebro” del cuerpo.
¿Qué alimentos contienen probióticos?
Se encuentran naturalmente en alimentos fermentados como:
Yogur con cultivos vivos
Kéfir
Chucrut (repollo fermentado)
Miso
Kombucha
También pueden consumirse en forma de suplementos, en cápsulas o sobres.
¿Cuándo es necesario tomarlos?
Luego de tratamientos con antibióticos
En casos de desequilibrio intestinal (diarreas, estreñimiento crónico, colon irritable)
Como refuerzo del sistema inmunológico
En situaciones de estrés sostenido o dietas muy restrictivas
Asís enfatizó que, si bien los probióticos están disponibles sin receta, es importante consultar con un profesional de la salud antes de iniciar su consumo, especialmente si se presentan patologías de base. No se trata de tomarlos porque sí. Saber qué cepas elegir y en qué dosis es fundamental.
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